miércoles, 24 de diciembre de 2008

UN CUENTO PARA LA NAVIDAD Y EL AÑO NUEVO

Charles Plumb era un piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam.

Después de muchas misiones su avión fue derribado por un misil. Plumb se lanzó en paracaidas y pasó seis años en una prisión norvietnamita.

Un día estaba en un restaurant y un señor le saludó. Le dijo "Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam, y derribaron su avión, ¿verdad?

"¿Y usted cómo sabe esto?" le preguntó Plumb.

"Porque yo empaqué su paracaidas. Parece que funcionó bien ¿verdad?" Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondió:

"¡Claro que funcionó... si no hubiera funcionado no estaría aqui!"

Estando solo, Plumb no pudo dormir esa noche meditando. Se preguntaba "¿Cuantas veces ví en el portaviones a ese hombre y nunca le dije "Buenos días!"... yo era un arrogante piloto y el era un humilde marinero.
Pensó también en las horas que este marinero pasó en las entrañas del barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía.

Ahora Plumb comienza sus conferencias preguntando a su audiencia: "¿Quién empacó hoy su paracaídas?"

Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros salgamos adelante. Uno necesita muchos paracaidas en el día en el aspecto fisico, en lo emocional, en lo mental y hasta en lo espiritual. A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y a las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien o simplemente de decir algo amable solo porque sí....

Hoy, esta semana, este año, cada día, tratemos de darnos cuenta quíen empacó nuestro paracaídas y agradezcámoslo. ¡¡Mañana puede ser tarde!!

Esta nota es para todas aquellas personas que han tenido confianza en mí este año, y en estos treinta y tantos años en Chile... especialmente a las personas que han participado en talleres y procesos de consultoría conmigo, las gerentes y jefes que han confiado en la promesa de Boyden institute, mis compañeros de trabajo y patrocinadores y a las personas que diariamente me brindan servicios, sin que las vea ni las reconozca. "¡Disculpen mi ceguera ... no quiero ser malagradecido!"

Un agradecimiento especial a las empresas que han confiado en nuestros servicios para representarlos en Chile: Vital Smarts y Crane Consulting, mis amigos, compañeros y clientes de Franklin Covey en toda la región con quienes aprendimos tanto juntos, mis colegas del English-Speaking Union y, sobre todo, a mi querida familia que me ha tenido que aguantar tantas décadas y quienes me han enseñado lo lejos que estoy de ser el modelo de efectividad que quisiera ser!!!

¡Saludos a todos y que se renueven durante estos días tan importantes con sus seres queridos!

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